jueves, 25 de abril de 2013

Día 3

Domingo 29 de septiembre.

Casi me da un paro cardíaco al despertar cerca a Chase, había olvidado por completo su molesta presencia  en mi cama. Tal parece que este colchón ultra cómodo tiene el efecto de hacerte olvidar las cosas. Había olvidado todo lo que pasó anoche o al menos pensé que fue un mal sueño.
No me malinterpretes, no odio a Chase. Sólo… me molesta su presencia.
Abandoné la cama con cuidado para no despertarlo, me pareció verlo babear la almohada, decidí investigar más tarde.
Luego de mi rutina normal de aseo descubrí que el intruso se había ido y se llevó consigo a mi adorada Miss Pee.
Corrí hacia su habitación. Él no puede hacerme esto, no después de soportarlo anoche.
-¡Devuélveme a Miss Pee!- exigí a todo pulmón 
Chase sonrió con malicia y dio media vuelta ignorándome.
-¡Te dije que la devuelvas!- volví a gritar
-¿Quién es Miss Pee?- preguntó Ian uniéndose, al parecer los gritos lo atrajeron
-La guardé en un lugar seguro- dijo Chase al fin
-¡Chase! ¡No volveré  a dejar que pases otra noche..!-
Chase se lanzó sobre mí y me cubrió la boca con una mano impidiéndome hablar.
A pesar de mis esfuerzos no me soltó. Ian simplemente se retiró de la habitación sin siquiera defenderme. Finalmente mordí la mano de Chase para que me liberara.
-¡Qué diablos te pasa!- gritó retirando la mano
-Devuelve la muñeca-
-¿En serio ibas a contarle  a Ian  lo de anoche?-
-Si-
-Si alguien se entera de lo que pasó ayer, tu muñeca pasará a mejor vida. Ni Ian, ni mi madre ¿ok? Será nuestro secreto-
-¡Eres un idiota! Por qué no me la devuelves simplemente-
-Porque gracias a tu Miss Pee esto puede ponerse muy divertido sabes…-
-¡Te odio Chase Marshall!- Chillé antes de salir de su habitación
-No puedo decir lo mismo Meg-  dijo copiando mis palabras de anoche.
No puedo permitir que Chase le haga daño a Miss Pee, es el objeto más preciado que tengo. La impotencia y la rabia en mi crecen de forma desmedida. Quiero llorar quiero golpearlo, pero cualquier movimiento en falso contaría por la “vida” de Miss Pee. ¿Lado humano? ¡Por favor! ¡Olvida cuando dije eso! ¡Bórralo ahora mismo! ¡Maldito hijo de… Madame!  ¡Maldito mocoso consentido!
/*/*/*
La hora del desayuno llegó y no pude evitar ver con odio a Chase a cada instante. Parecía totalmente feliz con ello.  
Y aquí vino el problema.
-¿Meg podrías pasarme el azúcar?-
-No-
-Recuerda a quien tengo bajo la manga…- susurró con voz malévola
Apreté los labios y le pasé la azucarera de mala gana.
Sonrió complacido.
-Meg, ¿Podrías prepararme un emparedado?-
Madame de inmediato levantó la mirada y la clavó sobre mí.
-¿Todo en orden Meg?- preguntó
Chase me miraba con cara de “si dices algo… “
-No madame todo bien-  dije sin emoción en la voz
/*/*/*/* Mucho, mucho más tarde.. /*/*/
 Chase me ha hecho pasar todo el día como su criada, haciéndole los favores más ridículos que puedas imaginar. “Meg, tira de la cadena por mi” fue el peor de todos.
¿Cómo te sentirías tú al convertirte en la criada de un mocoso mimado?  Ok ya sé que dije que pararé de hacer preguntas al lector imaginario de este diario, pero no puedo. Se me hace una costumbre.
Ando muy cansada y con el cuerpo adolorido, pero lo más herido ahora es mi ego. No puedo creer que estoy haciendo todo esto, es ridículo. Bueno, Miss Pee merece todo sacrificio.
Chase al fin salió de la casa quien sabe hacer qué y me dejó ordenando su ropa. Pero decidí dejar la labor para más tarde, era hora de recuperar a miss Pee y buscarla entre todo el desastre en el que Chase habita.
EN medio de la búsqueda encontré algunos elementos llamativos:
  • ü  Fotografías de la secundaria donde sale Chase solo.
  • ü  Fotos de un lejano Halloween con un pequeño Chase disfrazado de gatito negro.
  • ü  Figuras de acción Star Wars (:O )
  • ü  Muchos discos de vinilo en su mayoría de rock y punk
  • ü  Ropa sucia por doquier
  • ü  Un viejo anuario olvidado bajo la cama
  • ü  Revistas Penthouse, playboy y parecidas (OMG :S)


Chase ha llegado, continuaré escribiendo luego.
/*/*En mi habitación*/*/*

No preguntes por qué  pero el anuario se me hizo muy interesante. Y lo traje para examinarlo con detenimiento.
Aquel viejo anuario de la generación 2002 de un momento a otro se convirtió en mi boleto para recuperar a Miss Pee, mi arma letal en esta ridícula guerra. 
Todo pasó cuando empecé a ojear rápidamente las fotos  y una de ellas me llamó la atención particularmente. Un pequeño niño con cara de ratón, gruesas gafas y ropa ridículamente formal. Me provocaba una lástima enorme, pobre niño, ¿es que acaso  sus padres lo odiaban para tenerlo con tal facha?  Pero la sorpresa fue enorme cuando decidí saber el nombre del desafortunado niño.
Chase  Tidus Marshall, equipo de Ajedrez


….Larga pausa mientras me ahogo con mi propia risa.
¡Es inevitable no reír! Así que el pequeño Chase  Tidus era un completo cerebrito. ¡Quién lo diría! ¡Con lo tarado que se ve ahora! Este debe ser el más vergonzoso momento de su vida. ¿Olvidé mencionarlo? Chase también es un personaje público al igual que su madre. Estoy completamente segura que estas fotitos en un diario de chismes deben valer millones, tantos como para largarme de esta casa y librarme de su molesta presencia. Eso claro, después de recuperar a Miss Pee.
¿Te imaginas la cara de Chase al ver estas fotos en la portada de un tabloide?  No puedo evitar la maldad creciente en mí. 
/*/*/*/* un poco después/*/*/*
Sabía que estas fotos me ayudarían.
Chase entró a mi habitación tan fresco como siempre bebiendo una lata de soda. Se sentó sobre mi cama.
-Meg, he tenido un largo día. Es hora de mi masaje de pies-
Reí malévolamente
-¿Qué esperas? ¡Date prisa! Te recuerdo que eres mi esclava-
-Sí, claro pero antes dime. ¿Qué te parecen estas fotos, Tidus?-
Chase escupió la soda. Hasta me pareció verla salir por su nariz.
-¿Dónde diablos conseguiste eso?- gritó desesperado y con los ojos casi fuera de su lugar
-Parece que eres muy descuidado con tus cosas vergonzosas- dije
-¿Dónde lo encontraste?-
-bajo tu cama, mientras ordenaba todo tu desastre. Me pregunto. ¿Cuántos miles valdrán esta información y estas fotos si se las vendo a un tabloide?-
-No Meg, tu no harías eso…-
-Tal vez con ese dinero podría largarme de esta casa y volver a mi hogar, sería tan feliz…-
-Meg, no eres capaz de hacerme eso-
-¿No? Chase, te recuerdo que no me conoces en lo absoluto-
-Dame ese anuario y nadie saldrá herido...-
-Lo lamento, muy tarde. Ya tengo un contacto con un paparazzi muy interesado en tu vida...- dije mientras marcaba un número cualquiera en mi móvil
Chase se lanzó sobre mí intentando quitarme el anuario. Pero me lancé a la carrera escaleras abajo. Ambos pasamos velozmente junto a Ian, quien aparentemente llevaba una bandeja con comida a la habitación de Chase, él sólo se tambaleó y sin soltar la bandeja trató de mantener el equilibrio a nuestro paso.
Luego de una larga y agotadora persecución decidí detenerme.
-¡Alto! ¡Mantén tu distancia! Lleguemos a un acuerdo- dije con la respiración entrecortada
-¿Qué quieres a cambio del anuario? Apuesto que quieres un beso-
Ignoré su ridícula suposición.
-Devuélveme a Miss Pee, yo te doy el anuario-
-Lo imaginé-
-¿Estás de acuerdo o no?- grité amenazante
-Ok,-  respondió rendido
-¿Cómo puedo cerciorarme de que no me engañarás?- 
-Será una entrega mano a mano, en quince minutos en el jardín. Te devuelvo a tu ridículo muñeco, me das el anuario-
-Me parece bien-
Escribí todo esto en ese lapso de quince minutos, espero de verdad recuperar a Miss Pee al fin. Pero por si las dudas tengo un plan bajo la manga.

/*/*/*No vas a creer lo que pasó después/*/*/

Estoy mojada, avergonzada y temblorosa. Chase pagará por esto.

Salí al jardín tal y como Chase lo pidió. Logré ver a lo lejos que sostenía a Miss Pee en una mano.  Estaba parado en medio del inmenso jardín verdoso con esa actitud altanera de siempre encima.
Caminé a paso firme hacia él. No le tengo miedo.
-Bien, dame a Miss Pee-
-Tú dame el anuario primero-
-No, no confío en ti, dámela-
-Yo tampoco confío en ti-
-Sabes que, a la cuenta de tres-
-Uno-
-Dos-
Pero el tres jamás llegó.
Los endemoniados riegos por aspersión se activaron de la nada envolviéndonos en una manta líquida que nos mojó de inmediato.
Chase estuvo a punto de huir, pero lo jalé con brusquedad.
-¡Tú no te vas sin devolverme a Miss Pee!-  pero mi fuerza hizo caer a Chase al lodo, y a mí con él ya que el muy torpe se agarró de mi mano tirándome contra el suelo con fuerza.
La pelea en el lodo empezó, al comienzo yo tenía todas las de ganar, hasta que Chase logró ponerme con la espalda contra el suelo conteniendo mis manos.
-¡Basta Meg! ¡Mira lo que le has hecho a mi ropa!-  gritó, a duras penas logré ver su rostro, su ropa completamente enlodada.
-¡Dame mi muñeca!- grité
Pero la pelea fue detenida por un tercero, un ente inesperado.
-¡Qué creen que hacen!- gritó Madame desde el pórtico
Chase y yo nos quedamos inmóviles ante la sorpresa.
Nos pusimos de pie como mejor pudimos. Avergonzados y cabizbajos.
-Entren, aséense y luego hablaremos sobre esto- dijo madame molesta luego entró a la casa dando pasos acelerados.
Al tomar conciencia de todo busqué a Miss Pee con la mirada rápidamente. La encontré enterrada en lodo, sucia, y casi desecha.
-¡Chase! ¡Qué hiciste!- grité  mientras me agachaba a recogerla
-¡No fue mi intención Meg!- gritó
-¡Tóma tu maldito anuario!- grité y le lancé lo que quedaba del libro a la cara
Chase me tomó de los brazos.
-Puedes lavarla, estará bien-
-¡Déjame!- grité y quité sus manos de mi cuerpo con furia. Entré a la casa corriendo. Con los ojos llenos de lágrimas.
Aseguré muy bien  la puerta a mis espaldas. Entré al  baño privado de mi  habitación y de inmediato me dispuse a lavar a mi querida Miss Pee. Fue incontenible. Las lágrimas  salieron de mis ojos en medio de mi desesperación.  
Al retirar todo el lodo noté que Miss Pee tenía rota una gran área en su espalda, había perdido gran parte de su relleno, por decirlo de forma clara para que lo entiendas… Quedó deforme.
Quería salir de mi habitación y matar a Chase, arrancarle los ojos, el cabello. Luego me tranquilicé y pensé mucho en como sucedió todo. Al fin y al cabo el no activó los aspersores, no fue su culpa.
Tomé una ducha de agua fría para terminar de calmar mi ira. Deje a Miss Pee (o lo que queda de ella) sobre  el tocador del baño. Me vestí como mejor pude y me dispuse a bajar a la sala  donde Madame debería estar esperándome. Deséame suerte.


/*/*/* MALAS NOTICIAS/*/*
¿Por dónde empiezo?
Ya te habrás dado cuenta que tengo una increíble memoria, pero lo que pasó hace unos minutos no puedo rebobinarlo, ni ordenarlo, ni nada. Vamos con calma.
Bajé a la sala Chase  y Madame ya estaban ahí. Chase de pie frente  a ella como un niño castigado, no me quedó de otra pararme a su altura con la misma actitud.
-Jamás esperé algo así de tu parte Meg. Pensé que estarías bien por tu cuenta, pero veo que no es así, lo de hoy… no tiene palabras. Chase, me estás decepcionando, prometiste comportarte y tratar bien a Meg. Tu comportamiento de hoy va en contra de todo lo que he tratado de formar en ti en todo este tiempo –
-Lo lamento madre-  dijo Chase en voz baja pero un poco altanera
-Madame, yo…-
-Es mi culpa madre, yo estuve molestando a Meg hasta que todo se salió de control- dijo Chase y yo me quedé sorprendida mirándolo. ¿En verdad tomaría responsabilidad por sus actos?
-Es bueno que lo reconozcas, pero eso no le quitará el castigo a ninguno de ustedes- dijo madame
-Meg, lo lamento pero veo completamente necesario que paces tu tiempo con Chase, desde mañana irán juntos a compartir todas las actividades que él realiza. Será bueno para ti conocer a más personas de nuestra sociedad y ver su forma de comportarse. Aprenderás que no es adecuado revolcarse en el lodo-
-¡Pero madame, no puede hacerme eso, por favor!-
-Sin peros Meg, lo que digo se hace-
Crucé los brazos sobre mi pecho en señal de disgusto.  
-Ya pueden irse a dormir- dijo madame y se retiró
-Meg, yo…- Chase intentaba decirme algo
-Lo siento no quiero hablar contigo- dije, di media vuelta y volví a mi habitación.
Afortunadamente el no insistió.
Ahora sola en mi habitación podía lamentarme de todo. Desde que llegué a esta casa mi vida es un infierno, Chase es insoportable, Madame es demasiado estricta, la comida no tiene sabor y esta casa es muy grande para mí. Jamás me acostumbraré a estos lujos, a estas reglas, a este lugar. Quiero volver a casa, y ¡Ahora!
Extraño las paredes color melón de mi cuarto,  mi pequeña pero acogedora casita, el ruido de la ciudad, el sonido de la corneta del panadero, extraño todo y ahora me doy cuenta que nunca lo valoré.

/*/*/*/ Unos minutos después /*/*

Chase ha venido a mi habitación.
-¡Qué quieres ahora!-
-Sólo quiero saber cómo quedó tu muñeca-  
-¿Importa?-
-Vamos, déjame verla-
-Ahí está – señalé la puerta del baño
Chase entró y al parecer echó una mirada a Miss Pee.
Al salir dijo:
-En verdad lo lamento Meg, esa muñeca es valiosa para ti, debí tener cuidado-
-Basta, no es tu culpa, no planeaste meterla al lodo. ¿O sí?-
Negó con la cabeza.
-Lo ves, no eres culpable. Siéntete bien-
-Dijiste que era un regalo de tu padre…-
-Sí, lo dije, pero al parecer ya no hay nada que hacer-
-En serio lo lamento, aunque no lo creas-
-Por favor sólo vete-
-Ok. Mañana a las nueve en punto saldremos de aquí, recuerda lo que dijo mi madre-
-¿A dónde iremos?-
-Partido de tenis-
Lo miré sin expresión en el rostro.
-Que descanses, nos vemos mañana-
-Adiós- dije
Cerró la puerta a sus espaldas.
Lamentarse no serviría de nada ahora. Tendría que superar el ficticio deceso de Miss Pee y continuar. Pero la parte más difícil sería pasar un día entero con Chase, necesitaba empezar mi preparación mental ahora con unas reparadoras horas de sueño.
Hasta mañana, esperemos que mi suerte  mejore.



jueves, 18 de abril de 2013

Día 2

Sábado 28 de setiembre


Son más de las tres de la mañana y la dichosa fiesta no acaba. He intentado mil formas de dormir, pero con tanto escándalo es imposible.
Para colmo, cuando al parecer todo estaba calmándose, la puerta de mi habitación se abrió nuevamente, atacada de los nervios me incorporé a toda velocidad para ver quién era.
-¿Chase?- pregunté incrédula
-Sabías hablar- respondió a la vez que entraba en mi habitación con toda calma, como si fuera suya
-¿Qué haces aquí?- pregunté recriminándole
-¿Te importa si duermo aquí? Mi madre dejó mi habitación cerrada, Ian no tiene las llaves de repuesto-
Me quedé mirándolo sin saber qué hacer.
Tomó asiento en el sofá frente a mi cama y me miró expectante.
-¿Quién eres?- preguntó
-Meg, Meg Adams- respondí como tonta
-Meg, lamento mi irrupción de hace unos instantes-
-Horas, fueron horas- reproché
-Ya, no te enojes  y duerme. No muerdo. No siempre
-¿Cómo esperas que duerma con tanto ruido?
-En unos minutos se darán cuenta que desaparecí y todos se irán, tranquila, ahora duerme-
Se acomodó muy fresco en el sofá, cerró los ojos y al parecer se quedó profundamente dormido.
¡No puede pasar la noche en mi habitación así como así!
Te imaginarás qué pasó… ¡No pude dormir! ¿Cómo podría con un intruso en mi habitación?
Me pasé toda la noche en vela vigilando a Chase.  ¿Qué tal si intentaba  matarme mientras dormía?  No podía bajar la guardia ante un extraño.
Sé que mueres de curiosidad, está bien te cuento como es él.
Alto, delgado, piel blanca que parece un papel, cabello de tamaño mediano oscuro muy despeinado, lleva un collar con apariencia de cadena al cuello y de él pende un dije en forma de candado con una “C” enorme. No me he logrado fijar en el color de sus ojos, la habitación estaba muy oscura como para notarlo. Viste una chaqueta de cuero, una camiseta blanca, jeans ajustados y botas con hebillas enormes. ¡Vaya, sí que tiene un estilo dandi!
*/*/*/* 07:00 am! Chase al fin se ha ido /*/*
Y el muy idiota ni me ha preguntado si he logrado dormir. Sigo en la misma posición en la que me quedé desde anoche cuando entró en la habitación, a juzgar por cómo me siento, debo tener enormes ojeras y el cabello enmarañado. Chase sólo se levantó del sofá, se estiró como mejor pudo me dedicó una sonrisa irónica y salió.
Al fin puedo recostarme y tratar de dormir un poco.
Por cierto, son verdes. Los ojos de Chase son de un color verdoso casi gris, bastante único.
Basta de detalles, ¡a dormir! ¡ buenas noches! O ¡Buenos días!  ¡ lo que sea!
*/*/*/ No me despierten por fa!**/*/*/
Al abrir los ojos tuve una sensación de que todo esto era un mal sueño y que despertaría en casa, en mi cama. Pero no fue así.
Ian traía una cara de pocos amigos, al parecer eran los estragos de la fiesta.
-Señorita Meg, por favor cámbiese, Madame Louise está esperándola abajo para desayunar-
-Ian, déjate de formalidades, que no soy una señorita ni una señorona y deja de tratarme de usted, apenas tengo veinte años, me haces sentir vieja-
Sonrió.
-Vale, Meg, Baja a desayunar
-¿Qué hora es?
-Ocho en punto-
-Una hora
-¿Qué?
-¡El idiota de Chase sólo me dejó dormir una hora!
-¡Te estuvo molestando!
-No, pero vino a dormir a mi habitación, no me gustan los intrusos, no dormí nada. Me quedé vigilándolo.
-Luego del desayuno podrás echarte una siesta, ahora baja o madame se molestará
-Ok, dame unos minutos
Ian salió y yo me encargué de arreglar mi aspecto como mejor pude en tres minutos.
Al regresar te cuento como me fue.
/*/*/*esto es lo que pasó en el desayuno
Al fin conocí en persona a madame  M. Es muy alta, esbelta y algo mayor. Sus facciones y sus gestos me hacen pensar que es una persona muy severa.
ME saludó cariñosamente y preguntó si pasé una buena noche, no me quedó más que decir que sí.
Aunque mi semblante dijera lo contrario.
ME senté a la mesa, ella a la punta y Chase frente a mí. Traía unas gafas de sol pero aun así noté que me miraba.
-¿Resaca? – pregunté burlona
Apretó los labios en señal de disgusto y no respondió.
Madame mandó a traer el desayuno, varios sirvientes trajeron los platos y los depositaron en su lugar.
Ian nos miraba desde lejos de pie.
-¿Ian no se sienta a la mesa con nosotros?- le pregunté a madame
Chase echo a reír y casi lanza de la boca lo que estaba comiendo.
Madame me miró muy seria y dijo:
-Meg, no hagas preguntas ridículas-
-¿Ridículas? ¿Cómo cree que me siento al estar sentada aquí comiendo y el pobre Ian de pie mirándonos?-
Madame sólo cerró los ojos, tal vez pidiendo paciencia al cielo.
-Creo que necesitas pasar más tiempo con Chase, que te de unas demostraciones de cómo es que funcionan las cosas por aquí-
-¡Qué!- reprochamos los dos a la vez
Noté como Ian sonreía disimuladamente.
-Es una orden- concluyó madame
EL resto del desayuno ha pasado en calma. Por no decir en silencio. Al parecer aquí solo hay ruido cuando Chase hace una fiesta.

/*/*mas tarde*/**
Madame ha castigado a Chase por la fiestecilla de anoche, y parte del castigo era no dormir en su habitación, pero tal parece que no estaba enterada que su joyita pasó la noche incomodándome en mi habitación.
El segundo castigo es limpiar el patio y la piscina que dígase de paso quedó hecho un desastre.
Me río de él internamente mientras escribo estas líneas,  ¡Es tan graciosa la cara que pone cuando encuentra algo repugnante entre los desechos!.
Le he ofrecido ayuda (sólo por amabilidad)  pero el muy altanero se ha negado y de la peor forma. Bien, si quiere que sean así las cosas entre nosotros, está bien. No sé qué piensa Madame que puedo aprender de su mimado hijo.
Madame supervisa todo sentada desde la otra  esquina de la piscina, bajo una sombrilla y con un tejido tricot entre manos.
El calor aumenta y Chase empieza a vérselas negras, de tanto trabajar y sudar se quitó la camiseta y me ha dejado sorprendida. No imaginé que ese cuerpo casi esquelético pudiera tener forma y algunos músculos bien torneados en el área del abdomen.  Luego de esto el muy pícaro me ha dedicado una sonrisa coqueta, le saqué la lengua, pero bien que quería mostrarle el dedo medio, pero no en frente de madame. Insolente. Empieza a ganarse mi odio.
*/*/*Han pasado varias horas /*/*/
Y Chase sigue sin terminar de limpiar tanto desastre, se ha tomado un descanso aprovechando que madame recibió una llamada telefónica y abandonó el lugar.  Habiendo tantas sillas en el patio decidió venir a sentarse en el pequeño espacio que quedaba libre de la mía.
Recién he logrado notar que lleva  varios  tatuajes en el cuerpo. Uno a la altura del pectoral derecho y otro en la espalda.
-¿ Y eso?- le pregunté clavando la vista en la tinta de su piel
-Momento de rebeldía a los dieciséis- respondió muy fresco
¿Cómo pude imaginar que me daría respuestas concretas? Creo que ya me doy cuenta del tipo de persona que es…
-Vamos Meg, ¿por qué te haces la interesante? – preguntó
-¿Interesante?
-Sí, sé que en el fondo te gusto…- Posó una mano sobre mi rodilla. Muy mal movimiento.
Me puse de pie de inmediato y me alejé de él. Pero Chase me detuvo tomándome del brazo.
-Ya Meg, cálmate, no es para tanto…-
No medí mi furia y lo empujé. Cayó directo en la piscina. Abandoné el lugar. Me encerré en mi habitación desde donde escribo estas líneas.
Bueno, no le causé ningún daño, al contrario, lo ayudé a refrescarse en medio de tanto calor.  Creo que Chase es del tipo de chico que cree que todas las chicas están a sus pies sólo porque es muy guapo y tiene un cuerpo envidiable. Se equivoca, no soy la chica que caería en los encantos de alguien como él.
Al rato Ian ha venido a mi habitación hacerme un poco de compañía, tuvimos la siguiente conversación.
-¿Estás molesta?- preguntó
-Sólo un poco incómoda
-Chase es así, siempre se pasa de la raya
-Conmigo debería controlarse , o la próxima lo golpearé
-No es necesario recurrir a la violencia  Meg, Chase es inofensivo cuando se ve derrotado
-¿Y cómo lo hago?
-Es muy difícil. ¿En serio  no sientes nada por él?
Los ojos de me abren desmedidamente.
-¿Qué diablos dices Ian? Chase es un ridículo niño mimado,  ¿Cómo podría gustarme?
-Vale, sólo preguntaba
-Creo que él está acostumbrado a que ninguna chica se le resista, yo soy la excepción
-Meg, nunca digas nunca
-¿Ahora eres adivino? ¿Qué crees que pasé entre Chase y yo? En serio dímelo
-Tal vez, te enamorarás de él
-¡Es un idiota!
-tiene su lado bueno, es cuestión de que lo conozcas a fondo Meg, nunca juzgues las cosas por su etiqueta

Eso me dejó pensando. No soy una persona prejuiciosa. Pero. ¿Qué harías tu si ves a Chase llevarse una chica a una de las habitaciones de la casa, si te coqueteara abiertamente? ¿No creerías que es lo que pienso?
Debo dejar de plantearle preguntas a alguien imaginario. Aunque es muy divertido.
Obligué a Ian a cambiar de tema, por el bien de ambos. Le pregunté por qué está en esta casa, como parte de la gente de servicio (la palabra servidumbre me suena muy despectivo) y recabé la siguiente información.
·       Ian tiene 20 años
·       Su familia es de Canadá
·       Conoció a Chase en un intercambio estudiantil
·       Se hicieron amigos
·       Los problemas económicos de la familia de Ian lo vieron obligado a pedir ayuda a Chase
·       Chase habló con su madre quien le dio trabajo y hogar como miembro del servicio
-Bien, parece que no soy la única “arrimada” aquí, me siento más tranquila- le dije
Ian sonrió a medias, al parecer el término no se le hace muy digno. Dejaré de utilizarlo.
Terminada nuestra Charla Ian se retiró.
*/*/*Luego del almuerzo */*/
Me quedé en mi habitación, al parecer Chase e Ian están ocupados con sus asuntos, no tenía nada que hacer. Al pasar unos minutos decidí salir.  Desde el balcón del segundo piso logré ver a madame en la sala, aún con el tejido tricot en manos. ¿Qué tanto hacía?.

/*/*Luego/*/*
Madame se ha portado muy amable conmigo, (no cómo su hijo), me llevó al cuarto de disfraces y me contó una breve historia sobre sus años mozos en los que fue actriz de Hollywood. Eso explica los disfraces de alta gama.
Me ha dado permiso de venir aquí cuando quiera, al parecer ha notado lo mucho que me aburro en la casa.  La única condición para acceder a los disfraces es cuidarlos si es posible con mi vida. Será fácil.
De todos los disfraces y trajes mi favorito es un vestido rosa pomposo, estilo princesa, al parecer es también el favorito de madame, lo tiene guardado en una vitrina de cristal transparente con llave, es el único al que no tendré acceso por lo visto.
Consideré que era momento de ofrecerle una disculpa por incomodarla en el desayuno.
-Gracias madame, creo que es preciso que me disculpe por mi actitud de la mañana…- le dije
-No, está bien, tienes un corazón noble, pero de eso no se puede vivir-
Me quedé en silencio.
-Madame, ¿Por qué me trajo a su casa?- pregunté finalmente
Desde que llegué tengo esa duda.
Madame guardó silencio por unos instantes, como si estuviera poniéndose de acuerdo en lo que me diría.
-Tengo razones para hacerlo Meg, algún día sabrás todo. Por ahora sólo dime qué necesitas para sentirte a gusto aquí y lo conseguiré-
-Quiero saber la verdad- repliqué
Madame bajó la mirada.
-Lo siento, no puedo ahora. Es por tu propio bien. Puedes quedarte un rato más aquí si deseas- dijo y se retiró a su habitación
Tal parece que madame no se sentía bien y no asistió al a cena, al igual que Chase, otra vez comí sola en la gran mesa.  Recién me percaté de lo malo que se había puesto el clima. ¿Cómo es que luego de un día tan soleado y caluroso el cielo ahora esté completamente gris?
Comí poco y me retiré a mi habitación como un fantasma, andando a la media luz de los pasillos de la enorme mansión.
/*/**10.30/*/* p.m /*/*
Traigo puesto el pijama, todo está listo para disfrutar al fin de una noche de paz y quietud en mi nuevo hogar.
Una fuerte tormenta con rayos y truenos ha empezado hace algunos minutos, me asomé a la ventana para corroborar su gran intensidad.
Amaba el sonido de la lluvia,  esta noche se veía prometedora. Pero tal parece que en esta casa las cosas se complican con gran facilidad.
Chase apareció en mi habitación, traía puesto un pijama oscuro con pantaloncillo a cuadros y una almohada entre los brazos. 
-¡No creas  que dormirás aquí otra vez! Ya bastante tengo con no lograr dormir por tu fiestecilla. ¡Vete de aquí!-
Ignoró mis reprimendas y se sentó sobre mi cama. 
-¿Qué crees que haces? – pregunté molesta
-Me alisto para dormir- respondió mientras se quitaba las pantuflas
-¡No dormirás aquí otra vez!-
-Lo siento. Mi casa, mis reglas-
-No tienes motivos para hacerme esto-
-Si los tengo.  No me gustan las tormentas, dormiré aquí esta noche-
-Se lo diré a tu madre ahora mismo- dije mientras me disponía a salir por la puerta
-No creo que quieras molestarla, ya está dormida-
Gruñí. Chase sí que sabía cómo arruinarme el ánimo en un dos por tres.
Y entonces  él se metió  a mi cama y se acomodó plácidamente, como si nada.
-¿No piensas venir? – preguntó
-Dormiré en el sofá-
-Hace frío, podrías enfermarte y darnos más problemas-
-Soy fuerte-
Luego de pensármela un rato decidí no darle el gusto.  Me metí a la cama pero antes de recostarme le advertí.
-Mira, si está es otra de tus tácticas de conquista, estás muy equivocado. Ni lo intentes-
-¿Conquistarte? Si quisiera sólo tendría que besarte- respondió con una sonrisa nefasta que me daba ganas de partirle el rostro de un golpe.
No dije nada más, no quería enfadarme más. Dejé caer mi cabeza sobre la almohada y abracé a Miss Pee.
-¿Aún duermes con muñecos?- preguntó Chase que al parecer se dio cuenta
-No es tu asunto, además Miss Pee es especial-
-¿Por qué?-
-Porque me la regaló mi padre cuando era pequeña, la llevo conmigo para recordarlo-
-Tenías un lado tierno Meg-
-El único que no tiene corazón aquí eres tú Chase- le recriminé
Y el aludido se quedó en silencio.
Escribo estas líneas  echada  y como mejor puedo. Intento ignorar a Chase aunque su presencia no puede pasar desapercibida, siento su perfume penetrante hasta aquí.  
-Aunque no lo creas yo también extraño a mi padre- interrumpió  él
-No dije que no fuera así, lo lamento no debí decir qué no tienes corazón-
-Tal vez no te equivocas. Buenas noches Meg-
-No puedo decir lo mismo.
Sabes, creo que después de todo Chase no es un completo cretino como creí, Esta noche he descubierto un pequeño lado humano en él.  Se ha quedado dormido rápidamente. Se ve tan pasivo, tan tierno que hasta parece un alma de dios, ¡Qué digo!
Esta anoche no puede ponerse más rara.

Día 1


Viernes 27 de Septiembre

Estoy en una situación en la que no esperé verme nunca.
Luego de la muerte de mis padres, Madame Louise Marshall se contactó conmigo para llevarme a vivir con ella a su casa y hacerse cargo de mí mientras cumplo la mayoría de edad. La idea de  vivir de gorrona no me hace ninguna gracia, pero por más que quiera no puedo hacerle un desaire a tremenda señora, más aun si se interesa tanto en mi bienestar. Debería sentirme dichosa, pero no es así, estoy algo incomoda. ¿Cómo te sentirías tú al ser arrancado de tu lugar sin previo aviso?
Llevo tres horas viajando en un jet privado desde casa hacia la de Madame M. Los mandriles de metro ochenta que envió a recogerme no me han dado tiempo de sacar todas mis pertenencias, apenas traigo unas cuantas maletas, este diario y unos lapiceros. Todo con el pretexto de que madame M me brindaría todo. Pff.  No quiero deberle nada.
Acaban de anunciarme que estamos próximos a aterrizar, continuo el relato luego
Al llegar a…
Okey, no es una casa. ¡Es una mansión! Me he quedado con la boca en O al verlo todo. Resulta que tiene hasta un aeropuerto privado donde desembarcamos del jet. Sigo sin salir de mi asombro, esto más que una mansión parece un castillo, demasiados lujos para mi gusto.
Me ha recibido Ian, el mayordomo de la casa, y a juzgar por su apariencia podría acusar a madame M de explotación juvenil, el chico debe tener maso menos mi edad, pero el traje elegante lo hace parecer mayor para cualquier persona que evita los detalles (el cual no es mi caso). Me gustó el tono rubio cobrizo de su cabello, ¡vaya!  ¡Si él es el mayordomo, me muero por conocer al resto de chicos de la ciudad!.
Ian me ayudó con las maletas y me llevó al que desde hoy será mi cuarto en el segundo piso de la mansión. Casi me desmayo con solo verlo. ¡Este no puede ser mi cuarto!.  Ian se ofreció a ayudarme a desempacar, pero creo que eso ya es abusar de su bondad, me negué. Es muy amable, presiento que me llevaré bien con él.
Madame no está en casa, pero dejó todo encargado a Ian. Es una cosa de locos, aun no puedo aceptarlo.
La habitación es de paredes celestes, un celeste muy brilloso pero aun así no llega a lastimarme la vista. La cama es de tamaño matrimonial (será interesante nunca antes he dormido en una cama de tamañas dimensiones)
En general la habitación tiene una decoración bastante elegante con un toque vintage.
Hay una ventana enorme cercana a la cama desde la cual se ve la piscina y parte del patio de la mansión. ¡Es increíble la vista!
Ian se retiró del lugar pero antes me indicó que en unos minutos estaría listo el almuerzo.
Me cuesta mucho familiarizarme a este lugar, pero con paciencia creo que podré lograrlo. Las maletas pueden esperar, por ahora  quiero investigar la mansión.
Durante mi recorrido he encontrado esto:
ü  Un piano de cola en la sala
ü  Una armadura antigua cerca del comedor (parece que a Madame M le gusta coleccionar antigüedades)
ü  Un cuarto lleno de disfraces y accesorios muy interesantes
ü  La habitación principal (la de Madame M) Está cerrado con llave. Lástima hubiera sido interesante investigar ahí dentro.
ü  Otra habitación enorme también cerrada con llave. (¿me creen ladrona?)
ü  Una pileta con peces de colores
ü  Un garaje con coches de toda marca y todo modelo

*** La hora del almuerzo***
Me siento muy sola y es por eso que aprovecho para seguir escribiendo, no ha pasado más de una hora que estoy aquí y ya quiero largarme. Estoy sentada en una mesa enorme (¡todo en esta casa es enorme! Me hace sentir pequeñísima) yo sola en un comedor en el que podría entrar todo un ejército de sobra. Frente a mi tengo un plato con comida sana que no me apetece para nada. ¡Alguien sáqueme de este reclusorio!.
Frente a mi tengo un enorme retrato de un señor elegante, imagino debe ser el esposo de Madame M.  Bueno, por mi propio bien tendré que esforzarme y comer esta cosa insípida. Me pregunto ¿dónde está Ian? ¿Por qué estoy comiendo sola aquí? ¿Dónde se ha metido?
De regreso en “mi habitación”
 La ropa ya está desempacada y no me queda nada más que hacer. Ando echada mirando el techo y pensando como la haré en los próximos días para no aburrirme en este calabozo. Se hace tarde, oscurece lentamente y ha pasado algo interesante.
Hay música en el patio, veo luces multicolores por aquí y por allá, es una fiesta, definitivo. Pensé que estaba sola en la casa, veo que no. Tengo cierto miedo de salir de la habitación, así que he cerrado la puerta y sigo en la cama escuchando como la gente se divierte abajo.
Esperaré que tanto alboroto acabe para ir en busca de algún bocadillo.
….
Es más de las doce y muero de hambre,  ¿Ian se ha olvidado de mi existencia? ¿Por qué no ha venido a invitarme a cenar? La panza me suena.
Ok. Es hora de ignorar a los invitados y bajar en busca de algo de comida…
Pero cuando me disponía a salir de mi habitación pasó algo, lo detallo a continuación.
La puerta de mi habitación fue abierta de golpe por un chico, no preguntes porque pero su aparición me da la impresión que sólo traerá problemas a mi vida.
Al parecer estaba muy borracho y llevaba a una chica casi a rastras con él, también muy ebria.
-Lo siento, tú debes ser la nueva protegida de mi madre- dijo apenas mirándome
Presa de la sorpresa sólo pude asentir con la cabeza.
Pareció no notarlo. Sólo salió de la habitación y cerró la puerta a sus espaldas.
Me quedé intrigada, así que este muchacho es el hijo de Madame M. Y esta es su fiesta.
Ahora sí que tengo curiosidad por salir de la habitación y ver todo lo que me estoy perdiendo.
*/*/* luego de mi vuelta por la mansión
Todo estaba tranquilo, la acción se desarrollaba en el patio y la piscina.
Ian me ha pillado en la cocina mientras me preparaba un emparedado, al parecer él si está invitado a la fiesta. Tuvimos la siguiente conversación.
-Lamento no darte nada de comer, con todo esto de la fiesta de Chase se me olvidó por completo
-está bien, no es tu responsabilidad
-¿No quieres venir a la fiesta?
-No, gracias. No estoy invitada
-La mitad de la gente aquí no lo está
-Bien, no quiero ser parte de esa mitad, diviértete tú
Ian sonrió y volvió a la fiesta.
Me traje a la habitación todo lo que pude para calmar mi creciente hambre.

El diario de Meg , presentación

!Qué tal! Soy yo, Mayte otra vez, quienes siguen mi blog ANGELZ HIGH SCHOOl ya saben mas o menos  a lo que me dedico. En esta oportunidad les presento este nuevo blog, sobre la nueva historia que estoy escribiendo titulada "el diario de Meg" y tal como lo dice el título es una historia narrada por instantes en tiempo real, en primera persona y básicamente son las aventuras y líos de Meg, una chica que quedó huérfana recientemente, terminó en manos de Madamme Marshall quien desde ahora será su tutora legal o al menos hasta que cumpla la mayoría de edad. Las complicaciones para Meg vendrán cuando llegue a la mansión de madamme, conozca a su guapo hijo y empiece una nueva vida ostentosa a la que no está acostumbrada.